lunes, 21 de junio de 2010

EL NUEVO ESPACIO CULTURAL



Neirlay Andrade

Ya es hora de abandonar los postulados “mediacentristas”. Latinoamérica lo está haciendo y nuestras universidades están en el deber de sumarse a la creación de nuevas líneas de investigación: los mass-media ofrecen un sinfín de productos culturales a la ciudadanía ¡pero cuidado! No es aquí donde se produce el sentido, ni las orientaciones o las políticas.

Aún más, no se trata de la “apropiación” que hacen los individuos de los productos, sino de los “usos que les dan”: este es el verdadero espacio de la cultura. Justo aquí es donde lo popular emerge como característica de lo masivo para hacerle frente al discurso que posiciona al espectador/consumidor como receptor pasivo.

Se pensaba que a medida que el proceso de mundialización iba en marcha, lo popular sería devorado hasta disolverse en la anónima masa. Pero lo cierto es que la masa está en crisis, bien sea porque el avance tecnológico fue tan vertiginoso, que impidió formular una ética, o por una desesperanza en lo político y una creencia desmedida en lo mediático.

Al contrario, lo popular ha sido re-descubierto, cuando se creía que la cultura ya había llegado a su máxima decadencia. Lo propio es, en estos momentos, apartar la obsoleta teoría de los efectos para poder entrar en el nuevo terreno: el de la confrontación, el de las interacciones, el de la mediación. Lugar en el que la ficción mediática, los productos televisivos y las vallas publicitarias se dan la mano con la cotidianidad.

Es claro que el ascenso de los medios de información y entretenimiento ha marcado nuestra época. Pero este mediacentrismo ha sido exacerbado hasta más allá de los límites y ya no sólo tenemos un mercado todopoderoso que se regula, sino que también se está en presencia de unos medios omnipresentes que marcan las prácticas sociales.

¿Ha desaparecido el individuo en el rostro de lo social? En un primer momento se podría pensar que sí. Pero bastará con una revisión más cuidadosa para ver que la producción de sentido se articula, a vuelo rasante, en dos momentos: la puesta en mercado de los productos y, simultáneamente, los usos que se le dan a esos objetos; es así como se le brinda una “forma social” a lo que es puesto en escena.

Después de revisar las macro teorías que rigen el conocimiento de este campo, es inevitable no pensar en la otra cara de la moneda e incursionar en las mitologías de lo diario, ahondar en el anonimato del espectador.

Son las vinculaciones dadas entre lo real y la ficción lo que alimentarán estas mitologías. La relación entre ambos propicia espacios complejos de los que se vislumbran dos caminos. Uno en el que la comunicación ha sido transformada en un simulacro de la realidad; el otro apunta a la disminución de sentido a medida que aumenta la información, ocasionando una suerte de brecha de conocimiento. En ambos casos la información se muestra como devoradora de lo social.

Ante este panorama no aparecen más que preguntas que deben ser revisadas desde los campos del saber. Éstas son, entre otras: ¿Es desde la cultura donde se le hace resistencia a la fracturación política? ¿Es lo cultural extensión hegemónica? ¿Cómo se configura el sentido social? ¿Los productos culturales son reductos del mercantilismo?

domingo, 20 de junio de 2010

Diario de un fugitivo del Ballet



Una ida y vuelta a la ex-madre patria, así bien llamada por franceses y holandeses, me permitió huir sin ton ni tos del Ballet. Entre Lady Gaga y el encuentro con una degastada ciudad-nación como Madrid, me dislocó los pocos grados de percepción que tengo sobre la danza y el arte del movimiento corporal. La dimensión de la lucha por la escena postmoderna no se puede hallar en el método del Ballet. La lucha por la escena postmoderna no se puede ubicar en el espacio de la zapatilla ni del menú de plato vacío. El arte si es arte se halla en la medida en que no es hallado. Así rezan mil santos críticos del arte y mil artesanos quedan impávidos ante esta máxima.

Escapar del ballet es un acto valiente, tan valiente como escapar de las filas de la ópera. Nadie quiere vivir en claustro, si ya vivió en un rancho. Así es el arte de hoy, la postmodernidad en el rancho. Cualquiera baila, cualquiera danza, cualquiera quiere ser rancho. Esta preferencia por repetir sin cansancio la palabra "rancho" indica al objeto demolido por la intemperie y la tristeza, mas no a la gente que en él vive y convive. Así es el ballet de hoy, un objeto, un baluarte de la tristeza. Cualquiera desea al ballet como puente, como laboratorio, como objeto, no como deseo en sí. Por eso hemos de escapar del ballet.

El método y el alma han dejado de llevar el tempo coreográfico, la disciplina espiritual nurejeveana ha quedado relegada al silencio y a los pocos ávidos buscadores de arte. La crítica malsana y el comentario enjuiciador debajo de barras son las espectacularidades de hoy día. Los y las jóvenes balletistas corren fogosos y virulentos hacia la non-disciplina y la non-praxis; enfermedades de todo el mundo artístico contemporáneo. Así como la palabra vaga y rídicula se apodera de la oratoria teatral, el paso vago y ridículo se apodera del movimiento dancístico. Todos tenemos la causa del problema, y está en nuestros cuerpos.

No soy cristiano para decir: "Tenemos la culpa". Soy pagano para decir: "He de huir de esta vaina". Hoy la vaina se llama arte, la vaina ha quedado para reinar. Su reinado no es el vacío, no es la ignorancia, es la idolatría de nuevos espacios y nuevos pasos. Los y las balletistas andan conscientes del reinado y conviven en y con la inercia, quiénes sabemos el "hasta cuándo de esto", muy pocos lo saben. La interrogante es imperdurable, pero la respuesta dilata aún más el silencio.

El escape es muy mal visto, el quedarse es muy bien visto. El estar por estar es bien visto, el sufrir por el estar es visto como lo cursi, lo empalagoso, lo nurejeveano. Prófugo per sempre de la justicia "divina" del arte clásico.

¿Por qué esto se llama Blog y no Blug?

Después de varias oleadas interestelares de materiales residuales entre los planetas del cono sur, arribo a estos maravillosos y extraños espacios de la Gloaboomzacción sin formas fálicas ni elípticas. Me doy, les doy, nos damos, la cordial bienvenida a mi, a su, a nuestro espacio cybernético.


Hoy por hoy, no se hacen más Blugs, sino Blogs. La razón reside y convive con la alteración de esa "u" insurgente entre la ele y la ge. A los cybernautas, les gusta la o entre la ele y la ge. Asunto que no sabría responder, una hipótesis es el placer que genera la pronunciación.


La u es una pronunciación que genera un arco de sonidos muy reprimidos y tonales. Empero, la o es una pronunciación que otorga varios arcos de sonidos únicos, estremecedores y primigenios. Tan primigenios como los cantos africanos centrales y los cantos escénicos egipcios.


Por eso, las gente prefieren los Blogs que los Blugs, y a pesar de la grandiosa maquinaria publicitaria que puede generar una simple vocal.

¡Salud!

¡Benvenuto a tu Blug!