sábado, 13 de febrero de 2010

Del silencio a la luna



La flauta, suena la flauta mientras te miro. También me miras un tanto distante, piensas sin hablar. El silencio rebota entre la multitud ausente mientras finges alegría que deseas sea eterna.


-¿Qué importa la alegría eterna? –Te digo mientras irrumpo en el silencio del sonido de la flauta- ¿qué importa esto cuando tenemos la maravillosa capacidad de sentir? Qué aburrido sería vivir como inmortales, saber que jamás morirás hará de ti un ente errantemente tosco; ¡bendita sea la muerte que nos espera! Pero no desperdicies ni un segundo. Sufrir es un mal necesario, no estar siempre alegres es nuestra condena más noble.


-No me interesa pensad en ello –dices sutilmente-, tampoco me interesa el tiempo, pues ello ha sido un absurdo invento de la humanidad, si llega la muerte que tome mis ojos, pues son estos los que no han dejado mi alma en calma; el resto de mi cuerpo se la dejo a los gusanos, a ellos les será muy útil. De cualquier modo no es la alegría eterna lo que me importa en absoluto, si bien eternos no somos, pero tampoco deseo un sufrimiento perenne.

-Entonces, ¿en qué piensas mientras estas en el silencio?, ¿en qué piensas siempre? Pues siempre estamos en el silencio. Dime Amada poeta de la Noche, ¿qué piensas mientras sueñas o qué sueñas mientras piensas? Imposible apartar de la mente mortal aquello que por nosotros espera, no es un deber saber llegar a aquél Ítaca kavafisano, es ésta nuestra condena.


- En ello tenéis razón Adorada Mía, pensad en ello es nuestra gran virtud, aunque no sea esto lo que me interese, repito, no por esto condenada me siento al sufrimiento. Tus interrogantes bien en claro han dejado el motivo de mis penas, aunque tal vez sean otras que desconozco. Son mis sueños mis pensamientos inevitables, y mis pensamientos mis sueños irrealizables. No es que todos quisiera realizarlos, pero sé que recibir una descarga de balas, sangrar todo el cuerpo desnudo y seguir caminando con una sonrisa iluminada en mi semblante, jamás ocurrirá, y mucho menos poder volar a la luna sin ser astronauta, sólo volar. Aunque quisiera ciertas manifestaciones, nuestra tosca realidad no los permite. Tal vez sea ésta mi frustración, poder obtener una no-realidad que avanza sin ser alcanzada. Con la única cosa seria que no podremos discutir es el silencio. Éste nos invade, nos golpea, nos manipula, nos arrebata el absurdo tiempo que el hombre inventó; pero qué exquisito que así sea. De ello estamos hechos, del silencio que invade nuestra mente y la llena de pensamientos infinitos que en estas pocas palabras no podré concluir.


-Aunque no del todo has logrado convencerme Amada de la Noche, -contesto pacíficamente-, me basta tu silencio. Y si a la luna deseas volar, contigo iré, yo te llevaré, sólo sígueme en el silencio.


Y volví a tomar mi flauta con mi mano izquierda, posando apaciblemente la otra sobre ésta para susurrar las suaves melodías del silencio.

Meny



2 comentarios:

  1. Menyuish está genial tus diálogos...me recuerdan a los de pavese jejejeje... a los sempiternos conversando sobre la horrorosa inmortalidad.

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  2. lo salvaje y lo divino borran al hombre se dice en el diálogo La Fiera de Pavese; tus personajes parecen haber sido ya borrados y ser otros seres, me encanta... buen trabajo

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